Javier Pizarro

Nació el 11 de marzo de 1973, en la ciudad chilena de Puente Alto. En 1975 emigró junto a sus padres y se radicaron en Argentina. Creció en distintos barrios de la zona oeste del conurbano bonaerense.
Sus primeras producciones literarias tuvieron características de gestas edípicas y se abrieron lugar en su mundo a la temprana edad de seis años, cuando comenzó a escribirle cartas a su madre.
Con el correr del tiempo, siguió perfeccionando el modelo de cartas, aunque luego las receptoras fueron algunas de sus compañeras de primaria, quienes probablemente nunca conocieron al autor de las mismas, ya que Javier no firmó carta alguna y optó por entregarlas a escondidas, dejándolas en bolsos, pupitres o por debajo de las puertas donde residían las elegidas. Todo ese material está perdido.
Con la llegada de la adolescencia, el impulso por escribir cartas fue tomando colores poéticos. A diferencia de su infancia, en esta nueva etapa ninguna de sus producciones llegó a manos de sus destinatarias.
Existe una vertiente histórica que reconoce el hecho de que estos ensayos poéticos fueron mostrados a una profesora de literatura en tercer año de secundaria. La docente quiso encauzar toda esta expresión y fuerza literaria que veía refulgir en el adolescente y sin dudarlo, le recomendó que siguiera orientando su vocación hacia las matemáticas.
Más tarde, mientras avanzaba en sus estudios de ingeniería, formó con dos amigos de la adolescencia un grupo teatral, en el que cada uno agregaba una cuota extra personal por sobre la actuación. Enfocados en llevar al escenario piezas preferentemente infantiles, Javier era el responsable de escribir los textos que más tarde representarían.
A esta tríada de habilidosos y multifacéticos actores se unió como cuarto elemento el hermano de Javier, quien se encargaba de realizar el soporte técnico.
El grupo se disolvió, aunque no están claras las razones. No se sabe a ciencia cierta si fue porque las representaciones eran malas, porque las obras estaban mal escritas o porque su hermano ya no los soportaba. Las ligas de justicia literaria de la zona oeste se encargaron de hacer desaparecer todo el material producido en esta época de su vida.
Pese al silencio en su discurso que supo guardar durante muchos años, su expresión volvió a tener fuerza de manera compulsiva luego del nacimiento de sus hijos. Primeramente en un blog y luego en facebook, fue volcando relatos sobre momentos vivenciados con sus vástagos. Como punto distintivo se puede decir que en esta nueva etapa se muestra ignorante e irreverente con las reglas, las formas y los buenos usos que son parte de una escritura sana y coherente. Concentró todo este material para volcarlo su primer libro, Paternidad se estrena.
Se dice que el trabajo de cultivarlo en cuestiones literarias ha sido colosal.
Muchos reniegan sobre el resultado del mismo.

En Viajera

Paternidad se estrena (Descubrir, 2017)

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