Con convicción, estimulada por los cuentos que le inventaba su mamá, los libros que leía, los relatos que escribía con su prima y que viajaban a través del bolso mágico de su abuela, con absoluta seguridad sentenció siendo pequeña: “De grande voy a ser escritora”. En el medio, hizo muchas otras cosas: fue catequista, realizó tareas comunitarias, estudió en la universidad, fue presidenta del centro de estudiantes y consejera directiva, ejerció la docencia, trabajó, se casó, fue mamá. Aquel deseo quedó perdido en algún rincón. Hasta que un día, un sabio doctor le dijo: “Usted padece stress. Sería bueno que se busque alguna actividad que sólo le provoque placer”. Al día siguiente empezó a escribir, y nunca más dejó de hacerlo. Tuvo la suerte de volver a encontrar un lugar donde emprender un viaje por la escritura. No estaba su abuela, pero encontró a Karina Mació, quien la fue ayudando a encontrarse y a animarse a salir al mundo. Para completar su historia, es Licenciada en Relaciones del Trabajo, docente universitaria, y mamá de Juan Pablo de diecisiete años.
En Viajera
Encontradas y Perdidas (Descubrir, 2014)
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