Aníbal Ilguisonis es padre, marido, editor, viajero y muchas cosas más. Estudió sociología. Publico la serie Islandia (Siempre de Viaje, 2007) y el libro clin caja (Viajera, 2009)
Aquí, un poema inédito para compartir:
La floresta arremete
me pierdo en ella
balconeo sostenido en lo alto de las palmeras
y las hojas de un banano
como orejas de elefante
me abanican mecidas en la brisa del mar
Desde el morro el agua me circunda
soy la isla
isla verde
isla selva
la floresta adornada con flores
guirnaldas lilas y rojas fuego
asomando entre el verdor.
Es carnaval en Rio
y la isla parece vestirse con trajes de colores
pero no, es su ropaje natural
su color inimitable
exuberancia
la vida que desborda
la vida en constante movimiento
el verdor que no cesa
las frutas que caen maduras
hormigas carnosas se abalanzan
insectos, bichos ansiosos
acechados por arañas gigantes
que tejen finas sedas pegajosas.
Allí unos monos cuelgan de ramitas
se hamacan con sus colas
uno se suelta y vuela hasta mi balcón
lo espero con una fruta sin cáscara
una banana que arranca de mi mano
la troza y come de a bocados
alerta
de mi.
La floresta y el mar
la libertad que desborda
verde celeste
transparencia
acuarela
las rocas gigantes se sumergen en la costa
y un mundo subacuático me llama
me muestra su cara de sirena
y soy un niño que todo lo quiere
perverso polimorfo indetenible
Pero Miguel aparece (como un genio de la lámpara?) y me pregunta
“mais uma caipirinha”?
y descubro que no hay nada pero nada en este mundo
que quiera más en este instante
Miguel la deja sobre la mesa
y sorbo el líquido afrodisíaco lentamente
saboreando
sonriendo
Enciendo un cigarro
y aspiro en el humo la fragancia de este mundo fantástico
irreal.
Y me pregunto una vez más
como tantas otras veces
si esta isla en que me convierto
no es mi plausible realidad
Y si aquel otro mundo
“tan atareado y tan contable”
tan temeroso y preocupado por lo que va a venir
tan necesitado de necesidad
no es más que una inquietante construcción.
febrero 2012