Emil Nolde. Bailarina de las velas. 1912. |
un higo me dio directo entre los ojos
y entonces por fin vi
la figura completa
eran miles de piernas, largas, hermosas
un poco descorridas las medias
desiguales
me barrían el pelo como una lluvia de rubor
me dejaban la cara encendida y los brazos alertas
para alcanzar o recibir
la primera fruta que cayera a mis pies
sería mía
el recorrido era vertiginoso
como las curvas de esos pies bailarines
cuando buscan desperezarse
y se arquean tensionados
cómo se cierran
feroces de repente
como si no pudieran, al mismo tiempo
todos
vivir bajo la misma sombra
Belara Michán, cuerpoadentro, Viajera Editorial, 2011