Un paso hacia adelante
Escalera mecánica. A la izquierda hay una fila de gente que toma la iniciativa y se trepa a los desafíos. No quiere esperar que el futuro llegue solo, sino que trepa hacia el porvenir sin dejarse arrastrar por el facilismo.
Del lado derecho de la misma escalera, están los que se contentan con quedarse parados mientras el mundo los mueve. Como si no tuvieran personalidad, se dejan llevar sin preocuparse a dónde. No utilizan su capacidad para modificar el entorno, prefieren ser llevados de la mano. Como no les gusta esforzarse de más, esperan que todo siga siempre igual, para no tener que adaptarse a los cambios que llegan con el progreso. El espíritu libre del corredor izquierdo a veces se ve bloqueado porque algunos integrantes del grupo opuesto, ignorantes de su espacio en la sociedad, se colocan en su lado del camino y bloquean el paso. Se mantienen inmóviles, con la vista perdida, sin saber que no sólo están desperdiciando la oportunidad de subir por sus propios medios, sino que se la están quitando a los demás. En ocasiones, los individuos más atrasados y sin visión de futuro son capaces de detener a quienes están a la vanguardia de la sociedad.
Hay intrépidos que hacen zigzag para esquivar a los mal ubicados. No siempre es posible. Algunas personas se ven obligadas a pedir permiso a los bloqueadores. Pero es humillante reducirse a negociar con ellos. Por eso, los que tienen capacidad de previsión realizan maniobras para llegar rápido a la escalera y evitan así quedar bloqueados durante todo el tramo. Sin embargo, en algunas oportunidades, el bloqueo puede ser vencido. Héroes anónimos realizan movimientos sutiles para hacer que los que están detenidos se den cuenta de las consecuencias de sus actos y se pasen al bando del progreso. O, por lo menos, se corran al sector donde su presencia no constituya un obstáculo. Cuando esto ocurre, no sólo la fila avanza más rápido, sino que aquellos que estaban parados y son persuadidos para subir, descubren una nueva manera de ver la vida.
Nicolás Di Candia, Léame.
Viajera, 2011.