Contrafrente
Me incorporo sabiendo que va a doler
no la cabeza, más bien el cuerpo
(pura anécdota).
La ventana tiene olor a viejo
de cuando te reflejaba la cara
–evidencia que pasó mucho ya–.
Nunca me gustaron las cortinas
en una época a vos tampoco.
cuando no había filtraciones ni techos falsos
la era de la luz prendida, sólo por buscar algo
no el apagón para escondernos del otro
justificación de estar ahí
juntos.
Sin mamparas.
Era el momento en que podías no estar
pero era como si.
cuando las discusiones no eran peleas
de eso solamente quedó la medianera vecina.
Mana, herpes.
Viajera, 2010.
Pío Collivadino |