Los huesos astillaban
el fondo del vaso
curiosamente
revolvías sin razón
el pecho rojo y los labios crudos
servían de carnada.
Ernst Ludwig Kirchner |
Mientras estigmas
(las yemas de los dedos
palomas que comían de tu mano)
estrofaban el silencio
–vibrantes cualidades del sonido–
invadiendo
devorando
el aire
las ganas de decir
punto por punto
heridas blancas cosidas por vos misma
en la selva circuito nocturama
latiendo
día a día
adiestrada
suscripta
reprimida.
La única manera de seguir sintiendo
escaparse por dentro
construyendo destruir
lo más bello de tu nombre
propagar el virus
serpiente que estaba detrás del espejo.
Virginia Janza, Lado Géminis.
Viajera, 2012.