Enhorabuena. Como se desprende del hecho de que está leyendo, usted lee. Es momento de felicitarlo. Toda persona respetable debe leer, y usted lo hace.
Tal vez usted no sepa que existe mucha gente que nunca lee en su vida. Gente que desperdicia su alfabetización cuando la actividad más parecida a leer que practica es mirar carteles publicitarios. Por suerte usted no es de ésos. Usted lee, por lo tanto, si no es una persona ilustrada y culta, va camino a serlo.
Albricias.
Siéntase bien. Usted es superior porque lee libros. No como otros que se creen muy superiores y no leen más que revistas o diarios. Eso no es leer. Eso es consumir. En cambio, los libros no son objetos de consumo, son santuarios de la cultura y el saber. Excepto los best sellers, claro, que son revistas disfrazadas. Pero usted nunca los leería.
No. Lo que lee usted es Literatura. Por ahí no siempre de la buena, porque no sólo usted no es perfecto (aunque el hecho de que lee muestra que no es arrogante y quiere ser aún mejor), sino que no se sabe antes de leer algo si es bueno o no. Y además, leer algo malo cada tanto le permite discernir, darse cuenta de que no todo lo que brilla es oro.
Por eso la literatura designó a este texto para felicitarlo. Estas líneas están dedicadas a usted, y son lo menos que merece. Sería bueno hacerle un homenaje con toda la pompa, pero es muy difícil, porque la literatura no da mucho dinero como para andar haciendo esas cosas. Los que podrían hacerlo son los semanarios de poca monta, que tienen muchos más “lectores”, y de hecho a veces retribuyen a quienes consumen sus productos con premios de diversa índole.
Sin embargo, como es justamente el hecho de que usted no se rebaja a la cultura masiva lo que amerita nuestro homenaje, debemos contentarnos con hacerle saber que está en un círculo privilegiado. Son pocas las personas como usted, que valoran tanto la literatura que hasta la leen. Hay mucha gente que piensa
que debería leer, pero no lee nada. Son personas que pertenecen al grupo mayoritario porque ahí no corren riesgos ni sufren dificultades, y poseen la lucidez para darse cuenta de lo que hacen, pero no el coraje como para dejar de hacerlo.
Usted tal vez se codea con gente que tiene sus mismas prácticas culturales, y por eso no le parece nada extraordinario. Pero no es así. Lo suyo es meritorio. Sépalo. Ésta es una de las verdades que le acerca la literatura, gracias a que usted lee. Y así como usted sabe que leer lo convierte en una persona mejor, en
esta oportunidad nosotros, los escritores, tenemos el placer de confirmárselo directamente.
Felicitaciones.
Nicolás Di Candia, Léame.
Viajera, 2011.