El primer beso fue a la salida del colegio, fue desaforado, un beso de grandes y ante la mirada y la burla de todos sus compañeros. Las bocas pegadas por la saliva y apenas su lenguas rozándose. Duró varios segundos y Joaquín dejó sus ojos abiertos. En cambio luz cerró los suyos segundos antes de empalmar su boca con los temblorosos labios de su amigo. El no entendió porqué Luz había hecho eso y lo había expuesto a tan semejante vergüenza.
Joaquín la ve entrar al bar vestida con una pollera que le deja ver las rodillas, con botas altas, con un pañuelo en el cuello y unos ingentes anteojos ahumados, como una actriz de cine francés. En la mano lleva un libro de un tal Sartre. Joaquín no sabe quién es Sartre. Se abrazan y se ríen. Se pisan las palabras y solo se llega a escuchar un “¿Cómo estás?”, “Bien, perdón por llegar tarde”. Ella pide un café, él ya tiene el agua tónica con limón a medio terminar.
(Luz atenderá el teléfono y escuchará la voz de Joaquín. Se preguntará cómo habrá hecho para encontrarla, quién le habrá dado ese número de teléfono. Le echará la culpa a Eugenia, ella era la única que tenía su número. Aceptará una nueva cita solo para decirle que no podrá verlo más, que ella se irá para siempre)
Pablo Mendez