“Accidentes de amor”, es lo más bochornoso que se ve en las guardias. No me refiero a crímenes pasionales, sino los pequeños accidentes que pasan entre dos cuerpos mientras se están amando, a veces con demasiado arrojo. Son de antología los desgarros, las obstrucciones, los golpes por caídas de la cama, y sin embargo, el caso más extraño fue el de la señora que fagocitó a su diminuto amante.
Luego de varias radiografías y de una resonancia magnética, el cirujano concluyó que solo uno habría de sobrevivir. Así, ella lloró largo y tendido, pero finalmente admitió que él la “vivía”.
Era un verdadero un zángano, y la prueba última era que se había convertido literalmente en su parásito. Con su propia tarjeta de crédito, ella pagó el antibiótico que le recetaron para eliminarlo con la orina.
Pablo Müllner, Hospital Samsara.
Viajera, 2015.
