Palabras en la Presentación de Conjugada de Gabriela Pedrotti, por Viajera Editorial, Buenos Aires, 27 de noviembre de 2015.
Ya no recuerdo la primera vez que hablé con Gabi, pero estoy segura de que nos reímos. Y cuando finalmente nos vimos, se me grabó que era Acuario y que destellaba creatividad. En seguida hubo todo lo que se necesita para trabajar: entusiasmo, esfuerzo, escucha. Compartir imágenes e ideas. Aprender a leer de nuevo olvidando el análisis de consultorio. Aprender a oír y dejar pasar la propia voz.
Todo fue muy rápido con Gabi. Creció el cariño, la alegría, el intercambio. Un nuevo clan arribaba a la Guarida Literaria y la llenaba de colores. Nos vamos de viaje todo el tiempo, nos subimos a las letras y no queremos bajar.
El encuentro con Gabi es siempre un conjugarse: rápido noté que íbamos a avanzar conversando, mezclando, en un torbellino que incluía amigos y familia. Gabi llegó con tantas historias y poemas. No había un estilo, había cien. Podía lucirlos con comodidad a todos y este libro lo muestra: la prosa y la poesía dan vueltas, hay ruptura surrealista y momentos de construcción impresionista, delicado trabajo con la luz. El ritmo puede ser dulce, armónico, o darte golpes como un tambor o un corazón desbocado.
Hay mucha mujer en las letras de Gabi, hay madre que corre porque trabaja, hay amante apasionada, hay un cuerpo que no cesa de buscarse y traducirse. Hay un encuentro en lo poético que produce asombro y dan ganas de contagiarse. Hay un amor profundo por las palabras y este sistema que es la lengua, que se conjuga, sí, en la boca, que se degusta, se paladea, se siente.
Conjugada es a la vez un punto de llegada y de partida. Una tarde de viernes en la Guarida, mate va y viene, cuadernos, compus, libros dispersos en la mesa, el celu por si me llama Chiari o Tomi (lo único que nos puede interrumpir) Gabi empieza a leer. Estábamos preparando una lectura pública. Termina y me mira. Yo estaba absorta, me había
llevado a otro lugar. Su voz era la misma pero distinta. Algo había cambiado, se había afianzado o florecido. Había calma, textura, había una fragilidad que asomaba, una fuerza que se mostraba en la entonación.
¿Te gustó? Me pregunta. Y yo tratando de no emocionarme más, le digo: ¡me encanta!
Llegada: la voz reluce. Punto de partida: hay varios libros que se están gestando, que crecen como plantas imparables, versos y relatos que se esparcen, que están llenando cuadernos, que se hallan a punto de juntarse y armar otro libro, otra aventura. Punto de partida: nos rompemos y nos transformamos. Nos armamos y escribimos. Seguimos Siempre de Viaje.
¡Gracias Gabi por conjugarte!
Bienvenida Conjugada a Viajera Editorial.
Karina Macció