Miro a mi alrededor, un barrio humilde.
Las cosas sin tanto refugio, sin tantos artilugios donde esconder la ausencia…
La carencia a mano, a la vista, al olfato, al cuerpo, llega y enfría el cuerpo.
Las cosas dejaron de copular, ya no están ni arriba de otras ni debajo de algunas, están así, sin mantas, destapadas.
Dejaron de copular, no están excitadas, si están en movimiento pero no alborotadas, están sencillamente ahí, sencillas, puestas, sin orden. No hay orden, hay un estar que se deja mirar, sentir. No están alborotadas las cosas, simplemente están.
No hay copula, no hay relación entre las cosas, están declaradamente separadas, y separadas unas de otras se pueden nombrar, porque no están con-fundidas, fundan cada una un lugar.
No es sin desgarro, sin esa pasión que arrebata presentes conminandolas siempre a la inmediatez de la angustia.
Un desgarro suave sucede.
No convoca al cuerpo automático del fantasma.
Arma otro cuerpo silente
Sin privación
Suave
Íntimo
Sumamente extraño
Me deshabito
El habito parte hacia
Las separadas-cosas-están allí.
Gabriela Pedrotti, 2016.
