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Seresa reseñado por Mariel Fini

Un libro en el que en cada página se habla del amor, una voz potente que aborda un tema universal de forma única. Amar con el cuerpo, con la escritura, de forma voraz, pero también sufrir, padecer los resabios de un sentir profundo que no deja avanzar. Detenerse para siempre y no concebir la posibilidad de seguir, tener una carga tan pesada que no permite continuar, sin embargo, buscar la forma de procesar el sufrimiento.
Seresa es un proceso, en el que surge la necesidad de romper con lo cristalizado, desde el sentido, desde el amor y desde el cuerpo. Estos tres temas se entrelazan en el desarrollo de los poemas, se profundizan, sin apelar a un estereotipo directamente, pero teniéndolo en cuenta. En el desarrollo de estas temáticas se puede ver que se socavan los estatutos para una construcción de un nuevo leitmotiv.
Construir un sentido es crucial, por eso el libro comienza con Sentido roto. En este texto se habla desde una tercera persona de la destrucción de lo que la movilizaba, debido a que la voz femenina no puede mantenerse con lo que la había sostenido. Se propone la creación de nueva motivación y allí se esconde una búsqueda de llegar más allá, es decir, hay un proceso de extrañamiento que permite otra forma de mirar. Esta mirada va ayudar a que la voz logre su cometido, que es sanar.
Sin embargo, se le presenta un problema al yo, ha quedado estancado en un hecho que impide avance o retroceso, además sienta la base para que se le dificulte definirse. Entonces, esta voz vive en la fluctuación, porque no puede ser ella ni tampoco esa. Esta oscilación demuestra que el yo está completamente fracturado, es decir, no puede verse como unidad. Es más, la oposición que confecciona es contrastiva, ella (la que era) es opuesta a esa (la que desea ser), no comparten ningún rasgo común. Asimismo, esa oposición juega un rol definitivo en la idea de poder hacer, es decir, ella es la que no hace, mientras que esa equivale a lo contrario.tumblr_np6hsyzr0w1u5zb48o1_500
Seresa acarrea la tendencia a ser esa, en tanto la que puede hacer, pero no se debe dejar de lado que se configura un fenómeno de homofonía con cereza. De esta manera, remitiendo al fruto, se cuelan otras cuestiones simbólicas que sumarian sentidos: en primer lugar, la cereza es para los japoneses la abnegación y el conocimiento de sí mismo, en segundo lugar, puede encarnar también la madurez, la fecundidad, la prosperidad y por último, según las artes plásticas de la Edad media puede representar la fruta prohibida del paraíso.
La primera acepción, refiere a lo que simboliza para los japoneses, porque en el libro hay una tendencia a retomar temáticas orientales, que se construyen desde la cereza, desde el fruto, desde florecer, desde el ginkgo. Se le da una impronta a esta flor como estandarte de la cultura, hay rituales, hay vestimenta, hay ornamentos e incluso hay ceremonias que se hacen en honor a ella. La segunda acepción, refiere al cerezo como una flor que encarna el crecimiento en la mujer, de esta manera, se cargaría de sentido la voz que estaría pasando por un proceso de madurez. La última, contiene una idea más erótica de la cereza porque aparece como un fruto que simboliza lo prohibido. Esta idea de lo erótico, profundiza abriendo interrogantes.
A raíz de estas definiciones, es posible comprender el universo de seresa, debido a que estas cuestiones transforman el libro. Incluso, llevan a revelarnos que hay una búsqueda de llegar a conocerse y de madurar. Esto se potencia con la necesidad de sanar, es decir, el dolor lleva a intentar encontrarse de vuelta. La forma de avanzar es a través de una introspección, se logra esto a partir de re-pensarse. En este proceso se va desarrollando el sentido, el cuerpo, lo erótico, la escritura, el amor.
Esta introspección se aborda, en gabriella, desde la primera persona y la tercera. Los poemas se pueden dividir en dos, por un lado están los que hablan de todo un ingeniería que tiene por fin un lograr un objetivo, dónde los verbos elegidos (romper, vaciar, arrancar, ahuecar, rasgar, conducir) connotan un tránsito o pasaje de energía hacia una dirección. Esto carga a la voz de fuerza, en el sentido de que la vuelve activa, en el horizonte de conducta el yo se vuelve más enérgico y productivo, porque lo acumulado va sumando acciones, con la repetición se da este efecto de acumulación de energía. Por otro lado, están aquellos poemas cuyo objetivo está diluido y no se vislumbra un radio de acción posible. En estos, los verbos son reflexivos (dejarme, cansarme), por lo que la acción recae en uno mismo, no hay tránsito de energía. La voz se vuelve menos potente porque estaría aludiendo a sí misma
Los textos escritos en tercera, hablan tomando distancia y terminan llegando a una síntesis. Es decir, estos poemas se construyen de forma que en el desarrollo se van desplegando elementos, pero hacia al final se resumen en una sola palabra. Ésta se carga de los significados anteriores, para abrir la cuestión. Hay un intento de adoptar otra perspectiva, por eso aparece la distancia.
Si bien estos textos se abordan desde una u otra persona, hay líneas que los unen, habría continuidades porque se sucede una correlación en temáticas, que se van desarrollando sucesivamente y a medida que avanza el libro. Estos tópicos, construyen una voz fracturada que se quiere recomponer, por este motivo, aparece la escritura como intento de sanación, figura la búsqueda del yo y hay una tendencia a intentar ser otra. Lo característico de esta sección, es que hay un abordaje mental de estos tópicos, se los elabora desde el pensamiento, desde el recuerdo, desde la memoria, pero también desde el dolor, desde el vacío.
Sugerir este sufrimiento es una forma de presentar el cuerpo, por eso aparece la desnudez, la muerte, la piel, lo obsceno, etc. Lo corpóreo, que está insinuado en esta primera sección, aparecerá de forma explícita en minhada. Esta parte establece que ella está a punto de explotar. En los textos la voz poética está cargada y manifiesta un necesidad de sacar todo lo negativo que la constituye, que es el dolor que se ha cristalizado en ella, lo que desea es arrancarse esa espina que tiene clavada.
La necesidad de despojarse, la lleva a volver sobre el sentido. Hay un nuevo extrañamiento de ese leitmotiv que socava lo que la mantenía en pie, que era ese cosmos que había construido. No solo se expresa la idea de un contrasentido sino que efectivamente se encuentra en una paradoja porque no termina de entender qué es lo que la mueve. Es decir, no encuentra su para qué, el hecho de no hallarlo la hace retomar y volver sobre ella misma.
Inspecciona su cuerpo, el dolor y encuentra a ese otro, es decir, buscar los resabios que dejó ese amor, para poder edificar. Sin embargo, no puede soltar porque se ha llevado un pedazo de él. Una parte de este sujeto la acompaña, haciendo que retome esto, que es lo que la tiene minhada.
La atadura va desarmándose a medida que se despliega (a)muro porque la voz se suelta. En esta sección no se retoma la cuestión del sentido, por lo tanto después de esa introspección se llega a una instancia de lucidez. Este estadío se caracteriza porque logró madurar el dolor. Se detecta que puede definir y volver hacia atrás sin esa carga de angustia.
Al inicio de la sección, trae una pregunta que se tomará como clave de lectura que es: ¿Quién es el amor de mi vida? En relación a esta idea aparece la reflexión sobre el amor, que se puede rastrear en todo el libro, pero el hecho de que aparezca de forma explícita y en esta sección connota la centralidad del tema para este apartado. El yo se pregunta por el amor, pasando por distintas fases de definición: primero, aparece la idea de ser algo irremplazable para alguien. Es decir, dejar una huella en alguien que lleve a que la persona se detenga un instante. Asimismo, refiere el tema como dolor, en esta parte hace un juego con apegarse, vincularse y terminar sufriendo. De esta manera, plantea la necesidad de un goce, que se vincula con el cuerpo, y por último, lo lleva a la duración, en el sentido, de cuánto tiempo duraron esos amores en ella. Hacia el final, completa esta idea con la noción de la muerte, no en el sentido convencional, sino como un quiebre.
Si bien establece una tipología del concepto, hay dos temas que atraviesan esta clasificación: el cuerpo tanto como la psiquis. Estos dos conceptos están funcionando en un plano no visible, debido que la huella, el dolor, el goce y la muerte son cuestiones que requieren un proceso de elaboración. Esta construcción se aborda desde lo psicológico, teniendo un correlato en lo físico.
A pesar de la claridad con la que inspecciona estas cuestiones, todo termina en pregunta, por lo tanto la voz no termina definiendo al amor de su vida. Incluso siente que en esa indefinición ha llegado a iluminarse, porque despertó. Esta forma de orientar la reflexión, dejándola abierta destaca que esta pregunta no tiene una única respuesta. Es más, este cuestionamiento inicial se va ir respondiendo de diferentes maneras, pero siempre con la sutileza de no cerrar el tema, sino de abrirlo continuamente. Asimismo, se retoman los hilos trazados en los apartados anteriores como: la escritura, el cuerpo, lo voraz, el deseo, la pasión, la muerte, el goce, la huella, la memoria y la idea de seresa, enmarcándolos en esa pregunta inicial sobre el amor.

Mariel Fini, 2016.