Como en visiones
cuando amanece mi día
a través de la ventana busco el río
y te veo,
sos la sirena que me llama desde dentro.
Al caminar
al cruzar a la gente estás ahí,
dos pasos delante del silencio
al seguirte entre todos, nuevamente te vas,
sonriendo te vas.
Las lágrimas dibujan en mi rostro al tuyo.
No te olvido, otra vez no te olvido.
¿Cómo hacerlo?
si el amor prohibido es más fuerte.
Se cae mi mundo, sin vos se cae,
como castillo de barajas de débil cerámica,
se estrellan en el piso
los escombros sepultan mi existir.
Recurro a ciencias ocultas para tenerte.
Estudiante aplicado de filografía y pornosofía
descubro verdades falsas,
e inhóspitas paradojas del deseo.
Festejo tu cumpleaños
soy vacío,
fiestas santas paganas
bautismos exorcismos
sin poemas que hablen,
orgías y retiros
sin vos ni voces que sueñen.
Concurro a tu velorio,
lloro y maldigo,
robo tu cadáver,
con el sol a cuestas
estoy totalmente desquiciado,
con una muerte en espera.
Y ahora te veo,
caminás a mi lado
toco tus nalgas frías
y sos mi claro de luna
entre todas, sos tan natural
como viento acariciando el agua.
Brindamos con vino-sangre,
y no necesitamos más que unas
débiles velas para mirarnos.
A oscuras nos vemos, sin los ojos,
nuestros párpados cerrados
congelaron los rostros.
El espejo está con cicatrices,
como nuestros cuerpos,
no necesitamos
nada más para amar,
la muerte, la vida y el amor
no son perfectos.
Sin vos tengo el alma tibia
cae de mis manos.
Carlos Flores, Orillas de la luz.