C miró por la ventana y observó la intensa tormenta que se había desatado, dejó el libro que estaba leyendo en la página quince y recordó el prolongado silencio de H.
Tomó un papel, garabateó unas líneas, buscó un sobre, escribió H y guardo la misiva en él.
Salió, tocó el timbre del portero, le dejó el sobre para que se lo entregue a H.
El portero, tentado por lo mal que C había cerrado el sobre, lo abrió y leyó:
Si continúa usted silente voy a teñirme el pelo. Esperaré tres días.
Lo cerró, se rascó la cabeza y volvió a su libro, ese que había dejado en la página quince cuando C le tocó el timbre.
Marcela Manuel, 2017.