Camina lento y arrastra. Los pies descalzos levantan tierra que despiertan tiempos anestesiados. Ella un paso adelante y muchos años. Su espalda quema. Si gira el hombre desaparece. Es una tragedia. Cubren agujeros, faltas. Próximo, la olfatea.
Dice: —Algo en mí confirma que sólo estás dormida.
Ella se detiene, sabe que no debe girar. Pequeño abraza suave y muerde el costado.
No confió, no resistió. Gira. Él se extingue.
Antes las miradas ardieron segundos.
Mariana Lagarrigue, Degeneradas.
Viajera, 2016.