Escribo
hago dibujos de los sonidos
mil palabras
cientos de versos
poesías
un libro
y todo no es más que una excusa para llegar hasta vos
para que me leas
para que me veas
para que me pronuncies y me saborees
un libro
el pretexto de tenerme en tus manos
y tus dedos jugando con mis bordes
humedeciendo tus puntas
y volviendo a jugar.
Ese que habla no soy yo
si no estás ahí para escucharme
todo este contexto
todo este cuerpo
este decir y este hacer
solo están
sabiendo que vas a descubirlos.
Descubrirme.
Hablo
a lo lejos
como distraído
enfocado en un público
ajeno
que escucha atento
pero todo lo que busco es llamar tu atención.
Mis morisquetas
los gestos
y la ampulosidad de mi expresión
es para asegurarme de que me mires
me busques
y no puedas dejar de hacerlo.
Una parte de mí sabe cada vez que desvías tus ojos y me esquivas
entonces te miro profundo
un instante
breve
menos que un suspiro
pero me alcanza
para llevarme tu perfume
ese que escondes celosamente en cada rincón
debajo de las puntillas y los breteles.
Estás atenta a mí
porque soy parte de vos
porque disfrutás del golpe de mi aliento
en el lóbulo de tu oreja
cuando te confieso mis secretos.
No son mis palabras las que se deslizan por tu espalda
si no su sonido
el rumor
ese rum rum que vibra
es mi lengua fonadora
la que busca
y recoge el aliento de cada poro al pasar
es el murmullo de mis labios entreabiertos
el que te atrae hasta mí
esa sensación de perlas indiscretas que te recorren
te exploran
te juegan
esas perlas tibias
húmedas
que soñás
no son perlas
son mis manos
que se hunden en vos
para emerger como alas
que nos llevan a pronunciar
ese poema que no nos atrevemos
a escribir.
Javier Pizarro, 2018.
