oteando el horizonte ámbar del cielo
criaturas del desierto bajábamos a beber
en la umbría tibieza de los urinarios
cada noche áureos arcos se erguían
para solaz de los cuerpos acezantes
en fervoroso delirio con el úrico resonar
las frondas creciendo las lenguas
en púbicas zarzas enredadas enjambres
de coleópteros libando el racimo genital
descendíamos cuidando no marchitar
los tiernos brotes que pegados a las paredes
su flor a nuestros labios ofrecían
brotaban tallos en temblorosas cremalleras
verdes pámpanos yacimientos de simiente
vientres de terso pasto que los dientes arrancaban
éramos chasquido rémora salobre ardor
aroma de secreciones desnudos rostros
contra los muros rezumando humedad
era la epidermis un grito encendido
seca zarza árido campo de espinos
que al atardecer reverdecía
voz esplendorosa la ventisca
hálito de enero tan blanco
ruiseñor alojado en la garganta
duro tacto segando los testículos
airado racimo suspendido
alcalinas gotas emanadas de la pelvis
las piernas negras ramas
por la visión del venidero amante
calida espuma sembrada semilla
savia derramada al fundir los desamparos
en la tibia cavidad que añora
el espasmódico alarido de sarmiento roto
a pelo
Negación de un Poema* de Carlos Germán Belli
el amor estaba en nuestros respectivos
y obscenos genitales que entraban
al desnudo en todas las bocas y cavidades:
entre pálpitos venía el incendio,
la erupción violenta de blanca lava,
limpio cristal las cuencas oculares.
nuestro amor, tan breve, entraba
hasta los huesos, hasta los dientes,
a la sangre se acogía, y dueño
era de las planicies de la carne.
tus ojos y mis ojos quedaban juntos,
(por un instante)
nuestros cuerpos, en lo alto, eran astros.
de cuerpo entero, te yergues todo tú
para humedecer mis áridos ojos
y que tu lumen se imprima en mi boca,
y me sacien las gotas de tu pulso
y anegues con destellos las palabras
y quede yo exultante de furores
mientras hundes tu carne hasta mis huesos
y buscas alumbrarme en el derrumbe
de este día de marzo en que zozobro
y estoy de sal y espuma coronado:
tuyo, vivo, expuesto, de cuerpo entero.
* Poema de Carlos Germán Belli
Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno
Sergio Faz (San Luis de Potosí, México, 1975) Durante doce años trabajó en las artes escénicas como bailarín, actor, asistente de producción y guionista, además de traducir y subtitular películas y documentales. Se ha dedicado tanto a la narrativa como a la poesía. Este 2017 acaba de publicar Como una sombra liberada, poemario ganador del Premio Tinta nueva de Poesía.