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Misceláneos

tres poemas de Impasse de la ballena * Roxana Páez

Renovación & desmantelamiento
El Hombre de la Casa mandó por aquí
a obreros y artesanos. Después se fue
llenado de viajeros
fugitivos, refugiados, migrantes,
madrigueras de dealers y de artistas.

Ahora les toca
el turno a quienes llegan a comprar el suelo
de las viñas, de los talleres, de los ex
edificios insalubres.

-Esos barrios periféricos
sólo necesitaban una mano
de pintura. Se habían salvado
de los explosivos del prefecto
Barón. Tenían un aire campestre.

-El triste lamentar de los que no vivieron
en una pieza a cuatro, padre, madre,
hermanos y dos máquinas de coser.

-Esos sitios con encanto
están siendo desvastados !
Belleville es mucho más importante
que el Faubourg Saint Germain.

Rohmer no hablaba solamente
de amor. Basta mirar El árbol,
el intendente y la mediateca.
Bucólico y artificial, igual que
la actriz del único film político.

Siendo monárquico coincidió con Guy Débord
en el repudio al Hombre de la Casa,

venerado y odiado por los bulevares
anti barricadas, por sus casas burguesas
que todos, hasta los más jóvenes, desean,
(con la injusticia del balcón decorativo
en el piso 2 y el piso 5
que sugiere la fachada de castillos
con los que sueña generalmente la gente).

¿El urbanismo es arte
capitalista del estado?
¿Dónde
estaba ?

Ah…iba siguiendo a mi nuevo vecino.

Ménilmontant, barrio de la comuna de Belleville

 

 

EL EX CHICO ESCONDIDO

 

Me llamo Jean.
¿Ven esta foto mía de chico ?
Es él quien les habla.

Mi mamá nos dejó por aquí, por allá.
Trabajó para pagarnos la comida,
nos escondían los vecinos.

No podía vernos.
No podíamos verla.

Esta fue mi estrella.

Así tan amarilla y grande.
No nos dejaba llevarla puesta,
para salvarnos de la rafle.

Aquí mismo donde hubo viñas antes.

Barrida de la historia que se sirvió
de delaciones y otras debilidades.

(El chico de ochenta años sigue hablándonos.)

Aquí estuvo mi casa, la vida familiar
en doce metros, papá, mamá, mi hermano,
dos máquinas de coser, yo.

Los baños turcos estaban fuera.
Nuestras necesidades
por la noche, dentro.

Los que se ponen nostálgicos
nunca vivieron en esas cuevas.

Miren, aquí están los impactos de las balas
que mataron a los comuneros
en estas piedras de Père Lachaise donde
oh, casualidad, yace la carcaza del perfecto barón.

¡La muerte iguala, dora!
¡La muerte igual adora!
¡La muerte igual a Dora!

(Los chicos gritan saltando con cascabeles en los puños.)
Soy todavía un niño doble
mente huérfano. Mi padre, deportado.
Mi hijo despareció con el humo
del incendio de su taller de escultura.

Ese día no fue
hace tanto.

Había fundado Los Artistas de Belleville.
Sigo buscando a los chicos.
Fueron deportados del barrio
unos mil doscientos.
A los otros, los de ahora, los busco
y les hablo, les voy contando.

El ex-niño escondido cuenta su historia
a Carla de Martinica, a M’ambé de Guinea,
a Lydia, apodada « harki »
-que le ofrece llevar su portafolio-
y a la china de Argentina.

 
PROYECTO DE ESCRITURA
Caigo por todas partes con los ojos cerrados
pero puedo encontrar al alcance de la mano
cada cosa que necesite.

Un ruido es un sonido.

La poesía sirve

también de oído.

La poesía sirve para recordar
de una manera diferente.
Y sirve además para robar.
23, RUE VILIN
Peluquería para damas, remix
Durante mucho tiempo
seguiré indeciso
cargando recuerdos sin fondo
desde el futuro.

Vivíamos en la callecita Vilin.
Hasta hace un año la casa de mis padres
y la de mis abuelos estaban casi intactas.
Vivía también allí mi tía Fanny.

¡La calle tenía pavimento de madera!
Creo
que volví a pasar siendo todavía chico
y jugué un rato en la vereda.

Fueron casitas de dos pisos que daban
a un patio más bien sórdido.
Teníamos dos piezas, me parece.

Mi primera foto es del bulevar,
n° 47. Estoy en brazos de mi madre.
Nuestras sienes se tocan.
Su pelo castaño levantado por delante
y bucles en la nuca.
Sus ojos son más oscuros
que los míos. Mamá sonríe
y se le ven los dientes, seguramente
a pedido. No era su risa habitual.

De todos los recuerdos que me faltan
el que más me gustaría tener: mamá
peinándome,
haciéndome ese bucle de chico bueno.

Los recuerdos son pedazos de vida
arrancados al vacío. Ninguna cronología
salvo la reconstruida de manera arbitraria.
Durante mucho tiempo busqué las huellas
de mi historia. No encontré nada. A veces
me parecía que había soñado, que sólo
había tenido una pesadilla inolvidable.
Georges