Este año pensé en nubes.
Mucho.
Llegué a la certera conclusión de que no hay certezas, de que no entiendo nada y de que no existe el sentido.
Así que escribí bastante.
Las nubes me abdujeron, como en las películas de terror, como en los cuentos de Lovecraft. Tomaron mi cuerpo, lo dividieron y le dictaron a cada una de sus partes paisajes imposibles:
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un planeta de agua y peces
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pájaros que se cuentan secretos sobre las personas, y las ensucian
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montañas de juguete para niños intrépidos
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ruidos raros de una cocina que no es nuestra
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una playa al revés, el mar arriba el cielo abajo
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sombras que cambian de cuerpo para ver qué pasa.
Parece que con eso tengo que escribir.
¿Seré capaz de crear algo distinto?
Tengo que pensar lo nuevo, inventar lo que no existe, concebir, ser madre leona.
Es el momento, comenzar a escribir, ver qué pasa.
Nace un libro.
Mañana es mejor.
José Lupia, 2019. Para Un año de sensaciones.