Una hormiga que sube por el cable
la terraza argentina calcinada
y otras hormigas negras merodeando
su plan de operación.
Un toque transmisor y a seguir el camino
el que no está trazado en éstas vastedades
nubes despanzurradas por el filo
de los acantilados. No hay figuras humanas
no hay especies cercanas a la mía
ni huellas que atestigüen de ese
que un día caminó por este sol.
Ahora subo mi cuerpo hasta el último piso
la mochila de pocos pensamientos
el ascensor se abre
traga la luz y expulsa un respirar.
Los tumultos del mundo son apenas sonido
suelo lunar donde rolan olas secas
pocas hormigas siguen contra ruido y marea
recorren la planicie con sus rueditas negras.
Mario Nosotti, para Miinuto Magdalena, homenaje a Marcel Proust en el Club Cultura Matienzo.