Ninguna palabra es visible
tengo toda la noche
corriendo por mis venas
con un ojo ciego
y el otro desmedido
me siento en el umbral
de la casa sin puertas
para verte pasar
la calzada caliente
pasan un auto dos autos tres autos
un colectivo sin vos
dos bicicletas diez motocicletas
un enano tres burros un travesti
tres curas de la mano
y otro enano
pero vos no pasás
el cielo despejado
vuela un pájaro dos pájaros
un ala delta sin vos
dos aviones tres helicópteros
cuatro ángeles tres arcángeles
a los besos una saeta rubia
dos saetas negras
pero no pasás
frente a la casa
sin paredes ni ventanas
mis ojos ahogados
navega un yate dos
yates en aguas turbulentas
dos canoas
tres piragüas dos dorados
una mojarra un canalla
una sirena lesbiana
dos lesbianas serenas
un cielo liviano
una secreta mentira escondida
en las líneas de mi mano
y no pasás vos
en el andén sin estación
con hierros inmóviles
lluvia de rieles ausentes
corre un tren con locomotora
que entre chirridos y bocinas
grita tu nombre
y vos no estás
un vagón y otro vagón y otro más
atestados de gente
se rozan se tocan
no se conocen ni se desean
el tren se va
y también partís vos
me escondo
tras el torso muscular
del lapacho
juego a las escondidas en el parque
y te busco…
tras el árbol y otro árbol
y el banco con linyera
en la hamaca que se empaca
en el tobogán sin mi gabán
en la calesita que me excita
tras la pareja que se toca
el loco que se escapa
el siquiatra se empeña
en ponerme la camisa de fuerza
mientras corro enajenado
ausenciando mis pasos en el aire
abrazo la corteza hablando a su oído
le pido me preste un sueño
que nazca desde las raíces
hasta que pueda verte
sentirte conmigo
cada vez más cerca
y amarte
Carlos Flores, orillas de la luz.
Viajera, 2016.