Colgada por una cuerda
sobrevuelo el paisaje
mis ojos lo tocan
mis manos se conforman con el aire
fresco
suave
siento los árboles
en el olor de sus hojas
a pesar del árido de las laderas
de la tierra sin agua
de las rocas opacas
percibo sus entrañas fecundas
el alma fértil y sabrosa de sus frutos.
Encerrada en la diminuta cabina
libre
experimento el vuelo
contradictoria
la vida
pájaros planean
coloridos
la cabina es roja
ave
a pesar de las piernas que hoy
no me sostienen
es la cuerda
peligrosamente suspendida
la que me libera.
El abismo de las laderas me atrae
quisiera arrojarme
planear sola hasta posarme en las copas
beber la savia
embriagarme con el brillo del sol reflejado
las pendientes me hechizan
ruegan que me lance
como una flecha
hasta clavarme
las paredes de la cabina me sostienen
impiden el peligroso vuelo
pero yo sigo en libertad
aferrada a la cuerda
colgada.
Andrea Larrieu, 2018.