Lo sabías
la cama esperaba
y entre los dos
la distancia
nunca dejará de ser
aire
contraviento.
Cuando tus ojos escaparon
los míos se hicieron grises
cuando tu boca fue
hendidura entre dos carnes
la mía devoró
territorio uniforme
tu cara arrasada.
Y me fui.
Yo aún te tocaba
pero vos
ya no habitabas mi piel.
La cama fue cama
y tuve que
desaparecer
para no irme del todo.
Lorena Suez, Intemperie.
Viajera, 2016.