El otro candidato sobornó a los electores con dinero contante y sonante. Carlos, en cambio, les entregó letras de cambio. Promesas de pago. Las coimas provenientes de Francisco de Francia ya están embolsadas. La única forma de efectivizar las letras de Carlos es si llegase a ser Emperador. Ah, y un ejército del mismo Carlos, financiado por Fugger, rodea Frankfurt, donde sesionan los electores que elegirán al nuevo Erwahlter Romischer Kaiser. En pocas palabras, las ventajas de estar a tono con los tiempos: votaron al candidato que entendía de ejércitos, de finanzas y de dolar futuro.
Un muchacho moderno. 19 añitos. Eso sí, endeudado hasta las verijas, las virilia.
Jan De Jager, Relámpagos Vol. 3.
Viajera, 2019.
