Recorrés mi cuerpo
me guardo en el silencio
ineludible
de la noche
desde las vertebras
atravesando las venas
insondable sentir
nace
de a poco
nueva cascada
con la boca seca
retuerzo mi espalda
jadeante
respiración
se entrecorta
todo empieza a acelerarse
tu boca en mis manos
las piernas no paran
torrente agitado
laten los cuerpos
hasta llegar al punto máximo
extremo
y ahí
sentir que caemos
al fondo mismo
pulsaciones aceleradas
todo se frena
se baja el ritmo
merecido descanso
María Victoria Verzura, 2019.