La sombra de la luna
entre las piedras:
en el agua estancada
el arrullo nocturno.
Desliza el viento
de antiguas canteras
y sombrío el búho aúlla su queja.
Entre los pinos,
eterno,
un grito de silencio
quema las estrellas.
Duerme en estas alturas
el pastor del Arvo.
Con el nuevo día
comienza sus andanzas
entre nubes de hojas
suspiros de alas
y cotorreo de ríos.
Y siempre igual
hasta el anochecer
se arrastra
ebrio de viento
de resinas
y de cumbres.
Vuelve de nuevo
la muda ansiedad de las sombras:
la noche es inmensa
sin que nada la invoque
más allá del los montes.
Ernesto Carnevale, Viviendo.
Viajera, 2015.
Traducción de Mario Francisco Benvenuto.