Sobre El fin de la siesta de Eduardo Camisassa Por Eduardo Stafforini En la lejana década del cincuenta un niño se empeña en descubrir el mundo. Desde un pueblo de la Provincia de Buenos Aires interpela, cuestiona y pregunta, buscando respuestas que no siempre están disponibles. Con la ayuda de su ingenio entonces, y el […]
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Vamos a Córdoba – Eduardo Camisassa
Vamos a Córdoba El Siam di Tella nunca taxi estaba listo para salir a la ruta a la nochecita. Se había controlado el agua y medido el aceite como Dios manda. El viaje desde Alvear hasta Córdoba era largo, habría que viajar toda la noche por unas rutas que nadie conocía pero estaban dibujadas en […]
Cantata, de María Florencia Giménez de Castro El fin de la siesta, de Eduardo Camisassa Hormigas en las venas, de Martín Jiménez Guerra Vidrio, de Mauricio Dreiling Ya llegaron a Fedro y Quiosquito de Libros:No te quedes sin darte una vuelta por estas librerías. Av.Pueyrredon 659. Ciudad de Bs.As. (054)11 6 745-6005 Carlos Calvo […]
El tiempo circular A veces uno recuerda a los que se fueron.Y lo hace con los ojos húmedos,sin comprender que irse y quedarsees lo mismo.Los que se fueronpiensan que los que viajaronfueron los otros.No es el tren el que arrancasino la plataforma la que se desplaza.Algún día se reencuentra el pasajerocon quien lo fue a […]
Las Viejitas Amalaya (Fragmento) El patio estaba listo con baldosones rojos que habían sido baldeados a la mañana. Era una tarde soleada de noviembre cuando se presagiaba el inminente verano. Se entraba de la calle por atrás, por una puertita que había sido ganada al corralón bajo, un metro ochenta o menos. El nene pasaba muchas tardes en aquel jardín, […]
Los Juegos que atrapan (Fragmento) Don Pedro vivía en la calle de la estación, a poco más de cien metros de la vía del tren. Había nacido en los países vascos pero hablaba bien el español, aunque para el gusto de muchos con demasiado acento. Con más de setenta años nunca se había casado y ocupaba una habitación en […]
El médico cirujano Los chicos tenían que seguir jugando porque después les iba a tocar vivir. Los grandes tenían que seguir viviendo y envejeciendo, aunque los chicos no lo supieran. A los más viejos, a medida que envejecían sólo les iba quedando una opción honrosa. La ley es ésa, guste o no. Hay que jugar […]