Ignominia. -¡Oh, qué mano tan blanca y delicada! -¿A dónde vamos? -No sé… -Pero estamos yendo… -Estamos, estamos. Tenés miedo. -No, tengo pudor… e ignominia. -¿Ahora? -Antes. Mirá la trinchera. -No mires para atrás, seguí caminando. -No puedo, me da pena. -¿Pena de qué? Vive. -Pero ya no tiene a quién preguntarle cuándo […]
Ignominia * Cristina Eseiza
