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Materna * Ignacio Uranga

no fue una especie nueva, no, el rojo bello
jazmín del infierno: magnolia púrpura de
etimológico fuego geminado: geminada vos
Materna, ahora, donde acaso estés: coral de
tono, entre ficticios pétalos bordados, funda
por demás adjetivada en la que llegué a contar
cuatro gotas tuyas, previo al apagón, este hoy
de sangre por la tos: el carbonato cálcico a lo
largo de arrecifes dispersa y estructura en
rígida forma: no menos de mí mismo que de
Mannahatta, Kentucky o la baja California ni
de esclavos, Materna, trabajando en minas de
hulla estoy hablando ni en lengua anglosajona:
esto no es Tennessee ni hay asociación de tiros
al anochecer: es de inquina y duelo este fogonazo
tal cual blanco un lirio, tan lentamente blanco
sobre un río negro pasa hundido en su flotar
blanco, tan lentamente blanco sobre el río negro
hundido en sueños para siempre flota un lirio
en sueños para siempre flota hundido el lirio:
sea tan fuerte el subjuntivo, fueras potencia aún
acto sucesivo en cada sol de la mañana y no amor
tan cívica y numéricamente reducido a la nada
modos compasivos que estremecen: que-
brado sema inherente o campo sémico de
pena, o relación paradigmática, Materna:
tu nombre, vos: si tan estremecida y pálida
si imagen subcutánea capturada de amarillo:
queda un veinticuatro de diciembre como
Nuestra Señora de San Nicolás -ora pro nobis-
misteriosamente aparecida hace días sobre
mi sembrada ofrenda: noche mercantil, des-
referenciado vocativo, Materna: ala verbal:
quien amare, lo pensé, jamás será embestido
por los trópicos del odio, lo volví a pensar, lo
pensé, y era algo sin sentido, hasta que acaso
vengo hoy a dar con el brillo alejandrino dicho
cerca de la kénosis y antes en fúnebres dísticos
de amor plagados, estructura y semiosis plena:
sucedieron luego tras el apagón errores varios:
fue la usura áurea despiadada, a decir verdad:
trepará después de todo igual el rojo salvio
con la voz a vos debida, ahora a la intemperie
tal cual bajo la noche hundida Ophélia flota
como un lirio blanco, tan lentamente blanco
como el lirio blanco, tan lentamente blanco
sobre un río negro en que pasa para siempre
sobre el río negro en que pasa para siempre
apagón tras el que cada nostoi mío asume
en forma el delirio: verte, donde siempre
sobre siete treinta esta tarde: arrastrado hoy
al uso del modo subjuntivo: te encontrara
donde siempre, sobre siete treinta esta tarde:
fueran dulces los retales, calmaran lo soñado:
sin tos, de pie, tras el despliegue de los párpados:
sin embargo, vuelve a comenzar el real beligerante
tal cual se da en cualquier ciudad de Chile o Francia
da igual, como nieve artificial que no cae y cae, sobre
esta descompuesta navidad, Materna, que nos abre, sí
de un tajo y separa, tal cual los vivos de los muertos:
en postal posada de familia junto a mí, acaso: pero
amárgase a su paso, como cada noche, tal cual la
noche, esta triste mercantil de paz, y yo metido acá
en esta guerra con lo que auspicia una anunciación

 

Materna, Ignacio Uranga.

Viajera, 2015.

 

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