Ahora bien
no ves el bosque lamentás
me aferro al árbol decís
toda la imagen es vegetal
y además, un poco graciosa
muy verde
te aferrás con tristeza, con desesperación
(por supuesto que ésta soy yo, vos nunca,
jamás estas palabras)
llorás
lloramos
producimos un torrente de agua impresionante
la tierra se ablanda
nos embarramos
pero el árbol no lo soltamos
(me sumé a tu cruzada)
sin embargo mis manos
entrelazan las tuyas
el tronco nos separa
siento el olor a madera mojada
pino profundo en el aire
me aprieto más y más y más
el tronco se va acomodando, se ahueca
cubre mi cabeza, moldea mis piernas, digo tu nombre y parece que estuviera
en una flauta gigante, en un cuenco extraño
reverbero
reverberamos
te toco
te llamo
la madera me abre paso, su perfume me deja intuir tu aliento
respiro profundo
estás ahí, tan cerca
sigo avanzando
mis dedos trepan por tus brazos
voy lenta pero segura
el árbol se brinda como si fuera una casa
o mi cuerpo se ha vuelto
líquido
quizás soy pura agua
pero te siento y así
avanzo
llego a tus hombros
te enlazo suave, mullida, fuerte
hasta la espalda
planicie adorada
digo tu nombre secreto
nuestros
porque el mío te corresponde
reverberamos
un verde recién mojado
fresco, levemente agitado, brillo cristal
hecho temblor por el viento
reverberamos
una vocal abierta repica
es el eco de la gruta con esmeraldas
las hojas
los cuencos
los cuerpos
boca abierta, lengua suelta, expectante
ahora hay solo encuentro
árbol lluvia hojas canto
un susurro que respira
los pinos festejan con sus extremidades
un pájaro rompe el cielo, parece
aullar
somos
un abrazo en el bosque.
Karina Macció, de Esplendor Total, inédito, 2018.