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La cantata * Cristina Eseiza

La cantata es un alarido que narra la matanza, en la escuela Santa María de Iquique, de un millar de obreros de las oficinas salitreras chilenas asesinados por el ejército durante una protesta. Su música despierta fervor, un enardecimiento del corazón y, en la sangre, un tumultuoso revuelo de gloria. Los seis Quilapayún nos lanzaron una bomba que nos explotó en los sentidos y en el alma, nos levantó por el aire en torbellino. El teatro vibraba, era color, olores y asperezas; había humo, sal, fuego, se jugaban lealtades y traiciones. Vi luchar al pueblo, cómo se estranguló su grito, lloré y canté mientras reía, retuve el aliento y lo dejé salir. ¡Qué suerte, qué suerte!, desaparecí del barrio del Once, del mundo entero. Me entregué a la ola con un exquisito estremecimiento de placer. Las horas fueron minutos y mi miedo, coraje.
De haber sabido entonces que Quilapayún no podría volver a Chile, que durante años fueron itinerantes exiliados, fugitivos del arte, añorando la patria que se sumiría en un baño de sangre, quizás el entusiasmo y la alegría habrían tenido muy distinto color o quizás no. La tragedia de Iquique estaba íntimamente anudada a la suya propia.

 

Cristina Eseiza, fragmento de Sol en Leo, Viajera, 2016.

 

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