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Paul Forsyth Tessey * Selección de poemas

 

Autorretrato cubista

Mi cara de abismo lateral, enlongada a la nuca,
a las orejas orillada como un buey paralelo
que empieza por los labios y lentamente se desgaja
hasta las sienes. Mi cara y sus pequeños musgos,
mi lengua y sus pequeños timbres recortados,
mi área en mis pequeñas moléculas formando cubos
que revelan minúsculas estrellas, árboles y pájaros,
minúsculos caballos desbocados en mis pupilas,
rasgos que se cruzan con otros gestos superpuestos,
como una mueca de alegría —labio asaz cayado—
en el centro de una triste mueca de alegría.
Mi cara buscándose por debajo de otra cara
fuera del encuadre de huesos y pellejos que la fisonomía
de un mamífero común y corriente tiene
como punto de apremio, reuniéndome en tajadas,
en sutiles cortes propuestos de mí por el metal afilado
de mi engañosa biología. Mi cara regresando
como un círculo de caras atrapeciadas en picada.
Mi cara doblándose en sus ejes. Mi cara repitiendo ojos,
lunares, pelos fuera de lugar, cicatrices copiándose
al revés. Mi cara, mi rota cara sobre un espejo de agua,
recompuesta cara mía en cada sombra oculta.
Olas de caras, manadas, cardúmenes, tormentas de caras,
todas apiñadas, perspectuadas, percutivas y la misma cara.
Mi cara restregada y añil cara en mi cara de visita.
Mi cara traspuesta. Mi cara replicada y comprimida.
Mi cara con vértigo en cada plano del horizonte
donde me tiendo y se tiende mi faz por mí plagiada,
arrastrada por el aire, pintada por el viento,
asida por el agua en estos óleos fulminantes de palabras
a los que escapa mi cara, eludiendo así su horror,
así la llenura y la fijeza peligrando en sus costuras.
¡Oh, mi cara masacrada! Mi cara en sus pellejos alargada.
Mi cara mascarada. Mi máscara acarada.
Mi más carada cara. Mi cara en su rara máscara trancada.
Mi cara revertida y en el alma, desalmada:
cara en de cara descarada.

(de Autorretrato del Piloto, 2015)

 

Prospectiva

Hacia el fin las cosas se mezclan en el aroma
que desde el lugar donde no te encuentras
surgen para llamarte & teñir este cielo anegado
bajo el cual lo que ha pasado es cosecha pura
& aparece en el rocío que se dirige
hacia la nube cósmica que hubo de alargarse
ahora y en México para que tú la bebe & yo
llevemos al aire anticipado estas partículas
bullentes este perpetuo momento al fuero espiritual
—donde los tres nos alimentamos con el sustento
esencial de una fábula familiar que se vive
por igual en este cielo & por igual en esta tierra—
de modo que coman nuestras almas sus bocados
imaginarios el sedoso maná del día a día
en el exacto momento en que se precipitan
las nostalgias que serán y se mezclan con aquellas
que no tenemos cómo suponer en el camino
hacia este movimiento lleno de agua espiritual
mientras nuestras células responden en silencio
y preparan la materia para su ineludible traslación
en el fin del círculo que parece cerrarse
como una ola ante nosotros mientras nosotros
nos disponemos al recojo & a la síntesis
como aves que siguen de cerca su propio mapa
migratorio y saben que el aire caliente ha empezado
a empozarse entre sus alas y otros vientos
corresponden a sus pechos en el borde del vacío
dejando ver el camino que se abre hacia adelante
y el camino que hacia atrás conjuga lo pasado
como un sueño recién sembrado en este campo florido
donde el mundo conocido deja de serlo
y a cambio surgen estas cosas que no sabemos aún
cómo ni dónde colocar en el registro del tejido
para mejor entender la naturaleza del movimiento
la síncopa febril que de este modo empieza a perderse
en una irrecuperable disolución & en lo difuso
y cuando todo esto se hace evidente a las pupilas
uno advierte que el mundo es esta poza
imperturbable esta tensión en cuyo rayo liminal
se establece una incierta plenitud acallada
entre las cosas que no son & pueden serlo
y aquellas que habiéndolo sido pierden
la forma que tuvieron al ser puestas de manifiesto
—el punto en que la noche recoge sus tinieblas
& el calor viaja hacia el pellejo en forma de luz—
así pues cuando esto se mira con los ojos
con el estómago con la lengua con este caos
conjugado que resulta ser el único camino recurrible
en esta tierra irreal que son ahora y en México
estos aromas y sonidos y estas aves que anuncian
mientras truenan las campanas alrededor de la molécula
que las puertas no existen y los umbrales son
marcos abiertos al recorrido espacios de pulsión
anillos a través de los cuales solo el aire corre:
ondas que anuncian por igual el comienzo del fin
que el fin en el principio de permanencia
ahí donde todo cambia & entonces resulta irremediable
partir hacia la vida cantar al pie de nuestros pilches
acercar nuestras manos a una manija cuyo bronce
habremos de correr al cierre en para siempre
esperando un ascensor hacia el camino continuo
que ahora y en México parece abrirse ante nosotros
para que un hombre una mujer & un olivo
desciendan por la pendiente del presente disímil
y no olviden estos aires con aromas decisivos
y no olviden su propia forma en el fuego
y no olviden sus ojos en este mar colmapupilas
ni la seda atemperada al designio de la compulsión
—aunque todo sea estrabismo y andar suponga este
segundo imaginario— para que olviden todo siempre
y se entreguen al vacío ahora y en México
en este punto sin asideros pero lleno de acantos lisos
en este lugar donde se han hecho visibles las esencias
de todo cuanto está vivo y resulta ser la Madre
que bulle hacia nosotros llamando nuestros nombres
en el idioma de la energía.

(de Bajo este cielo de cabeza, 2016)

 

Estrellatura

Veo a la supernova en tus ojos alzarse
sobre la estela del verano & digo estrellatura
pero quiero decir por ti todo debiera medirse
en estrellas si todo por ti lo es
oh tú ardicia & envés del alabastro fragor
de la lumbre & centella granada
que eres las edades & eres los espacios
& los tiempos en el árbol inflamado de nubes
oh tú ayunta yergue llama & espiga
la música que se despeña en los abismos
como un árbol de cabeza
toda tú la perfección de los aromas
& las fresas que se obstinan como alta nieve
en las praderas oh tú savia ascendente
a ti los siglos pozos a ti las noches circulares
del jazmín a ti que rimas flor con viento
a ti mi luz que sombra voces
entre pájaros & rosas que merecen
las palabras los cristales los maíces los fulgores
oh tú rumor de estrellas & ojo del alba
a ti la constelada lluvia de mis palabras
sin otra razón que cantarte
al borde instantáneo de una tarde de pájaros
como un tesoro de susurros
que festejan en la estrella de tu nombre
los frutales del silencio sin orillas
oh tú que en todo eres polvo & levadura
en el espejo del pan para la solución del fuego:
vi a la supernova alzar tus ojos limpios
& al agua estrellarse en tu mirada
& a la luna cenicienta buscar la primavera
de un parto como una torre de plumas
que auran rayos & esperanzas
& vi que todo buscaba su propia definición
en el fondo de tus ojos donde todo
es estrella estrella estrella & todo se astra
como en baño de energía

(de Yanantin, inédito)

 

Paul Forsyth Tessey (Lima, 1979)

Autor de los poemarios Laberinto (Edición de Autor, 2006), Llamarás mi nombre (Colección Underwood, 2009), El Oscuro Pasajero (Trashumantes, 2012), Anatomía de Terpsícore (Celacanto, 2014), Autorretrato del Piloto (Celacanto, 2015), Bajo este cielo de cabeza (Celacanto, 2016) y El sendero del irivenir (Celacanto, 2017).